
Todo sucedió un martes 17 de diciembre de 1.985. La Liga Nacional recién estaba tomando forma, dándole lugar a la competencia más federal del deporte argentino.
Aquel día Echagüe recibió a Villa Mitre del “Loco” Hernán Montenegro. Fue por una nueva jornada del Hexagonal Final de la liga Nacional B. En un “Luis Butta” repleto y con toda la ciudad atenta a este duelo, Echagüe ganó por 99 a 92, consiguiendo así el primer ascenso a la Liga Nacional A.
Por aquel entonces la Liga Nacional estaba dando nada más y nada menos que sus primeros pasos. En aquel entonces ni el más remoto ilusionista podría imaginarse que en menos de dos décadas y gracias a esta nueva estructura, Argentina lograría la medalla de oro en los Juegos Olímpicos o que hoy estuviese disfrutando de varios hijos suyos jugando en la NBA.
Tras ir superando etapas, Echagüe en 1.985 logró meterse en la Liga Nacional B (hoy TNA), lo que era el segundo nivel del baloncesto argentino.
Atento a lo novedoso que era el campeonato, la expectativa y la representatividad de Echagüe con Paraná, se formó una relación inquebrantable con el público.
Inolvidable. Martes 17 de diciembre de 1.985. Faltaba más de 30 minutos para comenzar el partido y el estadio de Echagüe explotaba de adrenalina. Afuera, cerca de 500 personas se quedaron con las ganas de ingresar tras no conseguir entrada.
Aquel equipo era capitaneado por Aníbal Sánchez, jugador símbolo del club. Junto a él un grupo de jugadores de puro corazón. El “Cholo” Mendoza, el “Flaco” Sergio Benedetich, el “Lula” Sergio Padula, Horacio Pacheco, el “Ruso” Miguel Zandomeni, Fabián Arroniz, Hernán Bonarrigo y Diego Mugherli. Por su puesto, la cuota de talento estaba a cargo de dos extranjeros inigualables.
Uno fue un tal Charles Parker, aquel alero de increíbles cualidades. Para muchos, el mejor jugador foráneo que pisó Paraná. No se empachan en asegurar que no habrá otro como él, por lejos.
El otro impresionaba por su altura. El “obelisco humano”, como algunos lo definieron. Glenn Sudhop, el americano blanco de 2 metros 18 centímetros. Una torre que parado y con sus brazos extendidos tocaba la red del aro.
Aquel Echagüe del ’85 contagiaba espíritu, sembraba confianza y era el fiel reflejo de una ciudad que se identificaba con este plantel. Echagüe ha tenido muchos planteles en su rica historia liguera, pero ninguno generó tanta convocatoria y pasión como aquel conjunto.
Con Parker y Sudhop Echagüe clasificó al Hexagonal Final en busca del ascenso junto a Caja Popular de Tucumán, Villa Mitre de Bahía Blanca, Firmat Football Club, Olímpico de Santiago del Estero y Círculo Policial de Capital Federal.
La solidez que tenía aquel equipo le dio la chance de quedar a un solo juego de lograr el cometido cuando aún faltaban dos fechas para terminar el hexagonal.
Y fue así que se llegó al martes 17 de diciembre. Enfrente, Villa Mitre del “Loco” Hernán Montenegro. Echagüe con otra gran actuación y con un estadio a más no poder ganó por 99 a 92, consiguiendo el histórico primer ascenso a la Liga Nacional A.
Parker con 44 puntos y Sudhop con 23 fueron los goleadores y las figuras de aquella noche.
Pasaron 25 años de una campaña difícil de repetir. Desde ya, quedará en en el recuerdo por siempre.
Aquel día Echagüe recibió a Villa Mitre del “Loco” Hernán Montenegro. Fue por una nueva jornada del Hexagonal Final de la liga Nacional B. En un “Luis Butta” repleto y con toda la ciudad atenta a este duelo, Echagüe ganó por 99 a 92, consiguiendo así el primer ascenso a la Liga Nacional A.
Por aquel entonces la Liga Nacional estaba dando nada más y nada menos que sus primeros pasos. En aquel entonces ni el más remoto ilusionista podría imaginarse que en menos de dos décadas y gracias a esta nueva estructura, Argentina lograría la medalla de oro en los Juegos Olímpicos o que hoy estuviese disfrutando de varios hijos suyos jugando en la NBA.
Tras ir superando etapas, Echagüe en 1.985 logró meterse en la Liga Nacional B (hoy TNA), lo que era el segundo nivel del baloncesto argentino.
Atento a lo novedoso que era el campeonato, la expectativa y la representatividad de Echagüe con Paraná, se formó una relación inquebrantable con el público.
Inolvidable. Martes 17 de diciembre de 1.985. Faltaba más de 30 minutos para comenzar el partido y el estadio de Echagüe explotaba de adrenalina. Afuera, cerca de 500 personas se quedaron con las ganas de ingresar tras no conseguir entrada.
Aquel equipo era capitaneado por Aníbal Sánchez, jugador símbolo del club. Junto a él un grupo de jugadores de puro corazón. El “Cholo” Mendoza, el “Flaco” Sergio Benedetich, el “Lula” Sergio Padula, Horacio Pacheco, el “Ruso” Miguel Zandomeni, Fabián Arroniz, Hernán Bonarrigo y Diego Mugherli. Por su puesto, la cuota de talento estaba a cargo de dos extranjeros inigualables.
Uno fue un tal Charles Parker, aquel alero de increíbles cualidades. Para muchos, el mejor jugador foráneo que pisó Paraná. No se empachan en asegurar que no habrá otro como él, por lejos.
El otro impresionaba por su altura. El “obelisco humano”, como algunos lo definieron. Glenn Sudhop, el americano blanco de 2 metros 18 centímetros. Una torre que parado y con sus brazos extendidos tocaba la red del aro.
Aquel Echagüe del ’85 contagiaba espíritu, sembraba confianza y era el fiel reflejo de una ciudad que se identificaba con este plantel. Echagüe ha tenido muchos planteles en su rica historia liguera, pero ninguno generó tanta convocatoria y pasión como aquel conjunto.
Con Parker y Sudhop Echagüe clasificó al Hexagonal Final en busca del ascenso junto a Caja Popular de Tucumán, Villa Mitre de Bahía Blanca, Firmat Football Club, Olímpico de Santiago del Estero y Círculo Policial de Capital Federal.
La solidez que tenía aquel equipo le dio la chance de quedar a un solo juego de lograr el cometido cuando aún faltaban dos fechas para terminar el hexagonal.
Y fue así que se llegó al martes 17 de diciembre. Enfrente, Villa Mitre del “Loco” Hernán Montenegro. Echagüe con otra gran actuación y con un estadio a más no poder ganó por 99 a 92, consiguiendo el histórico primer ascenso a la Liga Nacional A.
Parker con 44 puntos y Sudhop con 23 fueron los goleadores y las figuras de aquella noche.
Pasaron 25 años de una campaña difícil de repetir. Desde ya, quedará en en el recuerdo por siempre.
(Paraná Deportes)