Héctor Haile y la recordada serie de la temporada 1992/93 que dejó a los paranaenses en Primera.
El Chueco repasó aquel duelo entre Echagüe y Boca que el AEC ganó por 3 a 2, con dos simples suyos a segundos del final. “Se festejó como un título, con mucho desahogo”, confesó.
El juicio por el caso Calero se llevaba la gran atención, dejando en un segundo plano algunas cuestiones que por aquellos días de abril de 1993 igualmente preocupaban a Paraná como el derrumbe del muelle en el Puerto Nuevo, las intensas lluvias o la presencia de cenizas provenientes del Volcán Láscar, que llegaban desde Chile.
Pero en lo deportivo también había cierta tensión y sobre todo en el ambiente basquetbolistico, ya que el regreso de Echagüe a la Liga Nacional A volvía a estar en riesgo.
Luego de una buena campaña en la Liga B 1991/92, el cuarto puesto le terminó alcanzando AEC para retornar a Primera, ya que al bajarse Olimpo de Bahía Blanca, a los tres que subieron ese año -Santa Paula, Regatas SN y Banco Córdoba- se les sumaron los paranaenses, por mérito deportivo.
Con Charles Parker y Herb Blunt -reemplazó a Daron Hoges- como extranjeros, aquel elenco dirigido por Miguel Volcan Sánchez también tuvo a Miguel Zandomeni, Diego Mugherli, Martín Ipucha, Néstor Ibarra, Gustavo Roque Fernández, Daniel Ruhl, Claudio Chiappero, Ramiro Carulla, Luis Peralta y Héctor Haile, quien por primera vez se pondría la camiseta del conjunto entrerriano y tras dos años fuera del circuito -después de pasar por Peñarol jugó regionales con Deportivo Roca- vio con buenos ojos la chance de reintegrarse a la categoría.
“En esa época empezaban a aparecer los representantes y yo estaba en el margen de jugadores que todavía no se adaptaban a esa nueva era, y cuando me quise acordar todos los equipos estaban armados y quedé afuera”, contó el propio Chueco a EL DIARIO, quien sin pensarlo, por esas cosas del destino, seria protagonista principal en el objetivo de mantener la plaza.
Una floja Primera Fase condenó a Echagüe a la A2, donde mejoró y terminó tercero (8-6), lo que le deparó disputar los Octavos de Final frente a Sport Club de Cañada de Gómez.
Al perder 3-1, en el camino del AEC apareció Boca, al que enfrentó en otro mano a mano que tenía como premio para el ganador nada más y nada menos que la permanencia en la elite.
La novela de Blunt ya había comenzado y le costó caro a la dirigencia y compañía. El estadounidense abandonó su departamento y se fue a Capital Federal, antes del playoffs con Sport, reclamando un premio pendiente que debía cobrar por haber estado entre los tres primeros puestos en tres rubros diferentes de las estadísticas que publicaba la vieja revista Solo Básquet -en rebotes ofensivos y defensivos quedó segundo detrás de Dennis Still (Santa Paula) y fue primero en porcentaje en dobles (68%)-.
“Blunt tuvo un año tremendo, nos rindió mucho. Era flaquito, unos brazos larguísimos. Era zurdo, nada espectacular pero muy efectivo. Buen tiro, un interesante gancho, jugaba bien el uno contra uno”, recordó Haile sobre una de las figuras que había tenido el equipo junto a Charles Parker, quien “era una garantía”.
Esperando no sentir su ausencia como ante los cañadenses, Volcan pedía que busquen al foráneo. “Sabíamos de que el Negro andaba atrás de algo económico. Uno se va dando cuenta porque no iba a entrenar, o se demoraba porque estaba hablando con la dirigencia. Después terminó jugando en Quilmes, y no sé si habrá tenido algo que ver todo esto”, contó el ex base nacido en La Plata.
Blunt, al margen de esto, ya no había viajado a Neuquén por la segunda fase para enfrentar a Independiente, tampoco un a partido frente a Banco, en Córdoba, y no había jugado un tiempo contra Boca en la Fase Regular.
La gota que rebalsó el vaso se dio cuando Roberto Albisu, dirigente del AEC en aquel entonces, partió exclusivamente a Buenos Aires para destrabar el tema reuniéndose con el jugador y su agente, Joe Manley, para resolver el conflicto y viajar inmediatamente vía aérea a Paraná, cuestión que no se dio ya que Blunt nunca apareció por Aeroparque.
De esta manera, Echagüe tuvo que afrontar el playoffs contra Boca con lo que tenía, y respecto a este duelo, Haile explicó: “Había sido un año duro donde se mezclaban sensaciones agridulces. Por ejemplo, yo estaba muy feliz de haber recuperado mi lugar en la A, tener un buen nivel, jugar en Echagüe; pero por otro lado era muy tedioso el día a día, y cuando vos no tenés un clima bueno los momentos malos son tremendos y lo único que decís es que ‘se termine esto ya. Que pase lo que sea, pero ya’”.
“Si bien no estoy muy al tanto del plantel actual, igualmente me da la sensación, por lo poco que hablo con algunos, de que tienen un clima interno bueno, el grupo está bien más allá de la situación”, comentó el ex River; recordando lo que ocurría por aquel entonces en su Echagüe. “Nosotros teníamos muchos cortocircuitos con el entrenador en el día a día, siempre había un conflicto semanal con la dirigencia. Eran épocas totalmente distintas a lo que es ahora. Nosotros era perder, el lunes hablar con los dirigentes para ver si nos pagaban, el martes que el DT se peleaba con dos jugadores, el miércoles había que arreglar ese problema, y cuando te querías acordar ya llegaba el viernes de partido. Era muy tediosa la semana y es una etapa que consciente o inconscientemente la querés borrar, por eso quizás tengo muy pocos recuerdos de esa temporada. Imagino dormir poco, imagino nervios, porque la frase ‘jugar por el descenso no se lo deseo a nadie’ es así, es bravo, es mucho más difícil que jugar por el campeonato”.
UNA SERIE APASIONANTE
El AEC, con ventaja de localía, ganó el primer punto por un agónico 79 a 78, con un doble de Miguel Zandomeni a 1 segundo del final, luego de que Haile e Ibarra marraron dos oportunidades tras el rebote ofensivo.
“Ellos tenían a Alvin Heggs, un americano que jugaba de tres/cuatro y era muy bueno; a Julito Rodríguez, un goleador tremendo -segundo detrás de Pichi Campana en la historia de la LNB-; Ángel Cerisola, que era un base ordenador; y Rubén Scolari que hacía el trabajo sucio en defensa”, repasó el actual coach de la Primera División de Paracao (APB).
La perlita, Ronaldo Córdoba era el DT de ese Boca, el mismo entrenador que hoy tiene en su banco el club de La Ribera, quien había llegado al cargo cuando la dirigencia decidió cortar a Alberto Finguer por el mal inicio de temporada.
En el segundo choque, una verdadera cachetada significó el 89-85 con el que el Xeneize se llevó a Buenos Aires la chance de definir la llave. Cuando el Negro perdió a Mugherli y Ruhl por cinco faltas dio demasiadas ventajas y tanto Heggs como Scolari se apoderaron de la pintura.
La historia continuó en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CeNARD) y allí Boca aprovechó el bajón que su rival tuvo en el segundo tiempo para derrotarlo por un contundente 104 a 88. Echagüe se fue 53-50 arriba al descanso pero solo los 34 tantos de Parker no bastaron.
En el mismo escenario, los de Paraná, que a lo largo de la serie acompañaron su juego con mucha actitud, concretaron una férrea tarea defensiva que fue primordial para llevarse el cuarto punto y nuevamente la serie al Butta (96-87).
“En el quinto partido estaba llena la cancha, aunque era siempre así, en eso no nos podíamos quejar porque la gente nos apoyaba hasta en la calle. Era una época en la que ir a ver a Echagüe los viernes era el evento de la ciudad” aseguró Haile, actor principal de un final no apto para cardíacos.
“Había tenido cierres de jugada en movimiento pero no de estar solo, paradito frente a la línea, de que todo el trabajo de un año dependa de vos, tus compañeros, el DT, la gente, todos... Nunca me había pasado”.
Echagüe ganaba 84-82, Heggs fue a la línea, encestó el primer libre, marró el segundo y el rebote quedó para la visita. Scolari, con 11 segundos, convirtió un doble para pasar arriba (84-85). Haile tomó el bolo y en el ataque al canasto recibió la falta de Bradley. “Meto los dos, fuimos a presionar y erraron solos con el aro. Termina la pelota en mis manos y se acaba ahí. Frente al aro de calle 25 de Mayo, zurdazo al ángulo (risas). Se festejó como un título, con mucho desahogo. Insisto, eran otras épocas. Y no solo en Echagüe, también en otros clubes”. Boca luego vencería a Independiente de Neuquén (3-0) y también conservaría su plaza.
Santiago Reutemann, para El Diario
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