lunes, 3 de octubre de 2016

Para romperse las manos

#Echagüe derrotó 89-87 a Instituto de Córdoba y no deja de sorprender.
Sin Bachynski y sin Uranga, pero con un corazón enorme, el AEC aguantó y sobre el final derrotó a la Gloria con un doble de Matías Nocedal a 1 segundo de la chicharra.



Ni el más optimista hincha de Echagüe imaginaba este presente. Tres jugados y tres ganados, punta de la Conferencia Norte y una actitud marca registrada que sí ya no sorprende.
Anoche el AEC, sin Dallin Bachynski (tobillo) y sin Sebastián Uranga (rodilla), volvió a poner el corazón por encima de todo y así superó a Instituto de Córdoba por 89 a 87, con un doble de Matías Nocedal a 1 segundo de la chicharra, cuando parecía que todo iba a suplementario. El Negro está derecho y ayer, por si fuera poco, logró su mejor arranque en su historia en la Liga Nacional, en una temporada 2016/17 que, hasta aquí, no deja de darle satisfacciones.
La próxima cita será el miércoles, frente a San Martín de Corrientes, y otra vez en el Luis Butta, que le va tomando el gustito a los festejos.

AGUANTANDO.
Echagüe se mostró bien atento en la defensa, generando errores a su rival mientras que en ataque, sacando beneficios en el pick and roll con Franco Barroso, lideró el marcador en el arranque, ante un Instituto que en su efectividad desde el perímetro tuvo respuestas para revertir (7-9).
El AEC, por momentos, estuvo apresurado y con ciertas fisuras defensivas, al margen del destacado sacrificio de Barroso ante el poderoso juego interno de la Gloria.
Ante un buen pasaje de la visita en la custodia de su canasto, Kodi Augustus, de lo mejor en los primeros 10 minutos, apareció para, desde afuera (15-16), no perder pisada en un cuarto en el que los de La Docta cerraron un 4/6 en triples (3/4 De Groat) y perdieron 7 pelotas.
Vía Joaquín Baeza los dirigidos por Daniel Maffei lograron igualar el juego (24-24). Instituto, con más variantes para encestar, complicó con Alejandro Zilli y Pablo Bertone, encontrándose con un parcial de 9-0 (24-33) que si bien lo alejó no fue por mucho tiempo ya que, más allá de cierta ansiedad ofensiva, encontró respiro en sus triples, con Brandon Davis y el pibe Eugenio Zustovich (33-34). A pesar de una presión a la salida, la que lo complicó a la hora de acomodarse cuando los cordobeses pasaban la mitad de cancha (33-41), el Negro llegó bien a los vestuarios (39-43).

SIEMPRE LUCHÁNDOLA.
Echagüe volvió con todo y defendiendo de forma óptima, sumado a la confianza en ataque, con un parcial de 9-3 rápidamente tomó la posta después de mucho tiempo (48-46). No obstante, con el aporte de sus extranjeros los de Ariel Rearte volvieron marcar tendencia (49-55) en un tercer período con altibajos pronunciados por ambos lados, con instantes marcados para cada uno. Sin ir más lejos, cuando el Negro consiguió ponerse de nuevo a tiro (54-55), Instituto siempre se las ingenió para reacomodarse (56-61) y cuando parecía tener la oportunidad de dar un golpe más fuerte, la actitud le dio esperanzas al local (60-61), con un Davis sobresaliente.
La tarea de Rodney Green fue esencial en un Instituto que, a pesar de conservar la supremacía, no supo cómo quebrar a un Echagüe que dejó en claro que nunca bajaría los brazos, lo que ya es la principal característica de este equipo.
Por si fuera poco, apareció Matías Nocedal en su plenitud, Barroso continuó fajándose en la pintura, y la gente también cumplió su rol para un cierre dramático (84-81), en el que John De Groat pasó a ser la principal amenaza (84-84). De hecho, con un bombazo el foráneo volvió a igualar todo en 87, con solo 3 segundos por disputar, aunque Nocedal, ése que Echagüe extrañó durante gran parte del encuentro, se despachó con una penetración que cambió por doble para terminar desatando el delirio en el Luis Butta.

Santiago Reutemann, para El Diario
Foto: Bernardo Albisu

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