Lo que dejó la campaña de Echagüe, en una temporada diferente
El AEC terminó en el sexto puesto en la 2013/14 del Torneo Nacional de Ascenso. El equipo se despidió con un sabor agridulce frente a Alvear de Villa Ángela, en Cuartos de Final, sabiendo que estaba para dar un paso más. La gente volvió a acompañar, parecido a los viejos tiempos. La dirigencia tendrá un trabajo clave pensando en el futuro. El uno por uno de cada integrante del plantel.
La idea era mejorar lo hecho un año antes y se consiguió. Después de la última compra de plaza en 2011/12 y ese 16º puesto bajo el mando de Ricardo De Cecco, para esta edición, nuevamente bajo la conducción de Sebastián Uranga, de entrada el AEC cerró contrataciones que invitaron a soñar con pelear arriba y optimizar el 13º lugar de 2012/13. Igualmente, la economía a la hora de hablar del presupuesto derivó en un plantel que terminó siendo corto, sin tantas variantes y con muchas diferencias entre titulares y suplentes que se sintieron en gran parte de los partidos.
De entrada nomás los inconvenientes defensivos estuvieron a la vista, como así también la gran experiencia con la que contó el equipo para no desesperarse en encuentros complicados.
En la Primera Fase, en el Grupo 3, los de calle 25 de Mayo terminaron con un record 4-4. El debut de visitante, como a lo largo de toda su historia (90-92 vs. La Unión) volvió a ser un karma para los paranaenses que expresaron su irregularidad luego venciendo a Rocamora en el Luis Butta y, más tarde, recibiendo una verdadera paliza en Cañada de Gómez (63-91). La recuperación llegó con tres festejos al hilo (Unión SF, Rocamora (primera de visita) y Sport Club). Sin embargo, cuando parecía dar el salto una caída en Santa Fe y otra inesperada con La Unión, de local, generó un cimbronazo que hasta derivó en una charla de los dirigentes con el plantel.
Empezó la Zona Norte y la mejor manera de hacerlo un 72-62 contra San Martín, en Corrientes, para comenzar a ser protagonista en serio. Después, en San Francisco, ocurrió algo que acompañó seguido al equipo, los malditos baches de los segundos tiempos que se terminaron pagando con derrotas (98-106, en suplementario).
Llegar al receso con una sonrisa sería importante para encarar un reinicio bravo. El 101-75 contra Unión Progresista con el que Echagüe se fue de vacaciones, aquel 17 de diciembre de 2013, fue la mejor expresión colectiva que tuvo el Negro con 135 de valoración total.
El triunfo ante Instituto, en Córdoba (74-67), metió a los entrerrianos en la pelea en serio por los primeros lugares.
En busca de mejorar el recambio llegó la primera modificación en el equipo y Agustín Insaurralde reemplazó a Antonio Manera, desde el triunfo 80-75 con Sarmiento.
Pasó enero y febrero se transformó en un mes clave el cual Echagüe no supo aprovechar para quedar en lo más alto. Al margen de iniciarlo con todo y otra gran actuación grupal frente a Barrio Parque (98-72), dos nuevos caídas en casa, una contra San Martín (81-87) y el otra con San Isidro (88-91) dejaron pasar el tren hacia la punta. A todo esto, Mariano Franco reemplazó a Nicolás Mendyk.
Apuntar a aterrizar de la mejor forma a los Playoffs sería clave, y Echagüe lo hizo con cuatro triunfos consecutivos (Unión y Alvear), dos de ellos de visitante (Sarmiento y Barrio Parque), para adueñarse del número 3.
En Octavos de Final nada fue fácil. La ventaja de localía se perdió rápido y la eliminación estuvo muy cerca, salvo por la actitud y chapa que se sacó en el cuarto punto, en Monte Hermoso, para forzar un quinto juego y ganarlo en una noche histórica en la que el público del AEC, otro de los grandes protagonistas de la campaña, copó el estadio Moisés Flesler de Sionista, donde el Negro debió ser local por la humedad.
Ya en Cuartos, una de las revelaciones de la temporada, el Alvear de Jerónimo Trezza, puso punto final a una campaña positiva. Nuevamente, a pesar de la localía, Echagüe pagó caro errores propios. Cedió el segundo encuentro, en el cual la lesión de Víctor Cajal terminó siendo clave, y en Villa Ángela la ciclotimia de los segundos tiempos, al margen de las virtudes de los chaqueños, frenaron cualquier ilusión de seguir avanzando.
Se vienen días importantes, principalmente, para la dirigencia del AEC que hasta el 19 de mayo tendrá tiempo para hacer uso de la opción de los jugadores.
Mantener la base será la idea, y cuando hablamos de base hacemos referencia a Cajal, Fernández y Cantón, en principio.
A su vez, generar recursos para ampliar el presupuesto permitirá no solo pensar en un quinteto titular de jerarquía, sino también en recambios que deriven en un equipo largo y con diferentes opciones.
Obviamente, la elección del DT también influirá en todo esto.
EL UNO POR UNO
VÍCTOR CAJAL. Fue el cerebro del equipo y sacó a relucir toda su experiencia dándole tranquilidad en los cierres. Sin dudas que se metió en la lista de los grandes bases que han pasado por el
club. Su lesión llegó en un momento clave y se sintió ya que, a pesar de que por ahí no se notó, jugó condicionado desde el segundo punto de la serie frente a Alvear.
FABIÁN ELÍAS SAAD. Se esperaba más de él. Tuvo momentos en diferentes partidos y un par de encuentros en los que sí fue el que todos pretendían ver, como en el quinto juego del Playoffs ante Monte Hermoso. Su tiro de tres le dio al equipo oxígeno muchas noches pero la irregularidad le jugó una mala pasada.
PABLO FERNÁNDEZ. Llevó muy bien la cinta de capitán y la
histórica camiseta número 10 de Echagüe. Demostró ampliamente la madurez conseguida en los últimos años, en comparación a aquel Fernández que pasó por el club entre 2005 y 2007. Sacrificio en defensa, rebotes, puntos. Gran temporada del rosarino.
DARNEL DODSON. La apuesta de traer un extranjero barato y desconocido le salió bien a Echagüe. Si bien su fuerte no fue la defensa, Dodson demostró una gran capacidad rebotera que hoy lo ubican como el mejor de este rubro. El moreno, además, fue el segundo goleador del plantel y el de mayor valoración. En las malas no se borró, al contrario. En el receso jugará en México.
OMAR CANTÓN. El gran protagonista del equipo. Los rivales debieron trabajar mucho para controlar sus ataques. Sin ir más lejos, sólo en dos de los 34 partidos que disputó no superó la barrera de los 10 tantos (San Martín y San Isidro de visitantes). Así como Fernández, se olvidó de las lesiones cuando tuvo que entrar a la cancha, inclusive, desde los juegos con Monte Hermoso debió inyectarse por una molestia en el ciático. Se ganó al público. La defensa fue su déficit.
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RICARDO CENTENO. Fue una temporada difícil para él, que venía de promediar 22 minutos en Alvear y terminó con 11.6 en Paraná. Aportó mucho en defensa pero cada vez que reemplazó a Cantón se sintió la falta de gol.
MARIANO FRANCO. Llegó en la mitad de la Zona Norte, en reemplazo de Nicolás Mendyk, y si bien aportó más
RODRIGO HAGG. Empezó bien, la gente lo apoyó mucho, pero su nivel fue de mayor a menor. Por momentos, dio la sensación de que estaba más pensando en su futuro que en la campaña actual. Se notó cierto desgaste.
AGUSTÍN INSAURRALDE. Al igual que Franco, su aporte fue mayor que el de Antonio Manera. Cuando tuvo que demostrar estar a la altura de las circunstancias lo hizo jugando un buen partido contra Alvear, reemplazando nada más y nada menos que al propio Cajal.
IVÁN ANTONIUK. Poco pudo demostrar el interno que, por sus ingresos a comienzo de la campaña, parecía jugaría más. Difícil
de calificar su labor, sobre todo, porque de los últimos 18 partidos solo ingresó en seis.
SEBASTIÁN URANGA. Fue el más criticado por la gente que, principalmente, le reprochó el hecho de no rotar más el banco o tardar en meter mano en sus suplentes. El DT varias veces dijo que iba a “morir siendo jugador” y esto, quizás, le juega en contra.
IGNACIO BARSANTTI. Creció mucho en estos dos años de asistente y los jugadores destacaron sus scoutings, por los que se esmeró siempre para estar hasta en el más mínimo detalle. Una gran experiencia que, sin dudas, le servirá para su futuro.
PABLO FERNÁNDEZ. Llevó muy bien la cinta de capitán y la
histórica camiseta número 10 de Echagüe. Demostró ampliamente la madurez conseguida en los últimos años, en comparación a aquel Fernández que pasó por el club entre 2005 y 2007. Sacrificio en defensa, rebotes, puntos. Gran temporada del rosarino.
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ya que jugó el doble (12.5 contra 6.3 minutos), como el resto de los suplentes tuvo noches esporádicas.
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IVÁN ANTONIUK. Poco pudo demostrar el interno que, por sus ingresos a comienzo de la campaña, parecía jugaría más. Difícil
de calificar su labor, sobre todo, porque de los últimos 18 partidos solo ingresó en seis.
SEBASTIÁN URANGA. Fue el más criticado por la gente que, principalmente, le reprochó el hecho de no rotar más el banco o tardar en meter mano en sus suplentes. El DT varias veces dijo que iba a “morir siendo jugador” y esto, quizás, le juega en contra.
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ROBERTO PULIDO. La preparación física del equipo fue uno de los puntos positivos de la campaña. Echagüe optó por la experiencia y su quinteto inicial promedió casi 31 años, jugando una media de 31.4 minutos. Las lesiones recién empezaron a sentirse en los Playoffs, cuando la recuperación entre juego y juego fue más corta.
6.2
6.2
Las asistencias que promedió Víctor Cajal en la temporada. Con ese número el base lidera el rubro.
10.1
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Rebotes de media cerró Darnell Dodson, que en su primer año en el país terminó con un doble doble al promediar también 15.9 tantos.
Santiago Reutemann, para El Diario.-
Santiago Reutemann, para El Diario.-
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